Trabajar en equipo es algo más que un grupo de personas trabajando juntas, bajo un mismo techo o compartiendo un jefe.
Como veremos a continuación, trabajar en equipo es algo más complejo, ya que el equipo se constituye, se consolida con la entrega y el aporte de varios individuos, que comprenden que es más que la suma de las partes porque:
El trabajo en equipo implica un grupo de personas trabajando de manera coordinada en un proyecto determinado. El equipo responde al resultado final.
Cada miembro esta especializado en un área determinada. Cada miembro del equipo es responsable de una tarea en particular y solo si todos ellos cumplen su función será posible llegar a una meta final.
El equipo es como una máquina con muchos engranajes; todos deben funcionar a la perfección, si uno falla el equipo fracasa.
Cada integrante del equipo trata de aportar lo mejor de sí mismo, no busca destacarse entre sus compañeros sino que confía que ellos harán lo mismo; sacrifica sus interéses individuales porque sabe que este es el único modo de que el equipo pueda lograr sus objetivos.
El equipo responde por los resultados y goza además de libertad para organizarse de la manera que considere más conveniente. Dentro de ciertos márgenes el equipo tendrá la libertad de tomar sus propias decisiones sin tener que estar permanentemente solicitando autorización a las jerarquías superiores.
Todo equipo necesita un jefe, una persona que lo dirija, que se ponga al frente del mismo. Al igual que todo equipo de fútbol necesita un entrenador o que toda orquesta necesita un director.
El jefe puede ser simplemente eso, un jefe, o puede ser algo más, un auténtico líder. Hay jefes que no son líderes y también puede haber líderes que no son jefes. La diferencia básica entre ambos conceptos radica en el origen de la autoridad que ejerzan.
El jefe recibe su autoridad de la posición jerárquica que ocupa en la empresa que lo ha colocado frente del equipo. El líder recibe su autoridad del propio equipo: diversos factores (carisma, personalidad, entrega, energía, etc.), le permiten ganarse el apoyo de sus colaboradores.
Ahora bien, dentro de un equipo de trabajo es fácil encontrar unos roles muy característicos, algunos positivos para el desempeño del equipo, mientras que otros pueden resultar muy negativos.
Entre ellos se encuentran:
Vivimos en organizaciones. Trabajamos, jugamos, nos educamos, y nos curamos en ellas. Ejercemos allí nuestras prácticas religiosas y a través de ellas accedemos a la cultura en particular. Nuestras organizaciones laborales tienen marcada incidencia en la manera como concebimos nuestro presente y nuestro futuro, es decir nos marca en el pasaje del tiempo. No solo eso, sino que también el reconocimiento que obtenemos de ellas nos provee una sensación de lo que valemos, relacionado en nuestra autoestima.
LICENCIADO. ALEJANDRO E. KREYMEYER
Psicologo, Egresado de la Universidad Argentina John F. Keneddy.